La ansiedad puede ser definida como una respuesta del organismo que se desencadena ante una situación de amenaza o peligro físico o psíquico, cuyo objeto es dotar al organismo de energía para anular o contrarrestar el peligro mediante una respuesta (conducta de huida o de agresión) (Sandín y Chorot, 1995, citado por Piqueras, et als., 2008).
Ante estímulos que son potencialmente amenazantes, se pone en marcha el dispositivo de alerta que funciona como un mecanismo adaptativo. Pero la ansiedad se torna en clínica cuando el estímulo es inofensivo y produce una respuesta excesiva de alerta, cuando deja de ser adaptativo y los niveles de alerta persisten con el tiempo, y cuando estas respuestas de alerta interfiere en el rendimiento del individuo y en las relaciones sociales.
Existe una ansiedad normal presente en todo paciente que se encuentra enfermo. La ansiedad sería normal en estos casos por ser psicológicamente congruente con una situación de alarma. Ansiedad significa “afligir” o “turbar”, es un estado emocional de quien teme o espera un acontecimiento grave. El temor está acompañado de inquietud y de un sentimiento de opresión en el epigastrio. Puede comenzar lentamente con sentimientos de tensión y molestias menores o puede ser con ataques de ansiedad agudos que lleguen a incapacitar a la persona en la realización de tareas. Estos ataques agudos se presentan frecuentemente en personas con un fondo de ansiedad crónica y que los síntomas de la fase aguda han permanecido con baja intensidad por largos tiempo (Zerquera, 2005).
Existen emociones básicas como ser el miedo, ira, sorpresa, alegría y asco. Las emociones son producto de la evolución filogenética y ontogenética y están relacionados con estados biológicos significativos como ser la procreación, la amenaza a la integridad de la especie, etc. La ansiedad y la depresión son manifestaciones clínicas de estas emociones, donde ser pierde el carácter adaptativo y se transforma en un problema que interfiere en la vida del individuo y genera un malestar clínicamente significativo (Piqueras, 2008).
En las crisis de ansiedad están presentes las cogniciones anticipatorias negativas y catastróficas, que ayudan a mantener los síntomas, además de una respuesta neurovegetativa. Pero la ansiedad será psicopatológica cuando sobrepasen los recursos que presenta el paciente, ya sea por su carácter, intensidad, patogenia y posibilidades terapéuticas (Zerquera, 2005).
La ansiedad aumenta más en mujeres que en hombres, se presenta en grupos de personas con mayor nivel educativo y socioeconómico y es un fenómeno casi exclusivamente urbano (Tobar, 2003). Se presenta en un 70% en los pacientes psiquiátricos y en un 30% en pacientes que concurren a otras especialidades clínicas (Zerquera, 2005).
Uno de los grupos prevalentes en la actualidad son los relacionados con trastornos de ansiedad. Una de las mayores manifestaciones del aumento de los trastornos de ansiedad es a causa del incremento de los sedantes que aumenta más en mujeres que en hombres, es un fenómeno casi exclusivamente urbano, concentrado en grupos de mayor nivel socioeconómico y mayor nivel educativo (Tobar, 2003).
Manejo del entorno del paciente. Los pacientes que sufren de ansiedad requieren de un apoyo social por parte de familiares y amigos, siendo estos colaboradores del terapeuta en el tratamiento del paciente (Zerquera, 2005).
Magnitudes de la ansiedad. La ansiedad puede ser ligera en donde los síntomas son mínimos y no le entorpecen el manejo de sus actividades cotidianas; puede ser moderado por la intensidad donde los síntomas neurovegetativos y los temores le impiden la realización de sus actividades diarias; y puede ser severa o grave cuando necesite atención de urgencia debido a las crisis de pánico frecuentes (Zerquera, 2005).
Naturaleza de la respuesta de ansiedad. La ansiedad tiene un componente cognitivo con características tales como: se ve incapaz de realizar una tarea; su atención esta focalizada en las consecuencias negativas; anticipa y espera el fracaso y la pérdida de estima por parte de los demás (Bermudez, 2001)
Efecto interferente de la ansiedad. El sujeto con altos niveles de ansiedad rinde peor ya que tiene que repartir su limitada capacidad de procesamiento entre las demandas puestas por la tarea y las demandas cognitivas asociadas a la ansiedad (Bermudez, 2001).
Dimensión cognitiva, fisiológica y motora de la ansiedad. La ansiedad como emoción negativa implica una respuesta fisiológica, cognitiva y motriz. A nivel fisiológico el sistema nervioso autónomo se activa automáticamente y de forma involuntaria cuando se identifica alguna amenaza. A nivel de las respuestas cognitivas hay una preocupación, anticipación, hipervigilancia, temor, inseguridad, sensación de pérdida de control y la percepción de fuertes cambios fisiológicos como cardíacos y/o respiratorios. Ya a un nivel de respuestas motoras se encuentran las conductas orientadas hacia el afrontamiento de la situación, de las que son más habituales: Confrontación, distanciamiento, autocontrol, búsqueda de apoyo social, etc. (Piqueras, et als., 2008).
Autora: Lic. Rhiner Vanesa.
Bibliografia:
Bermúdez, J. (2001). Psicología de la personalidad. Ansiedad y procesos cognitivos. Primera edición. Encuadernación rústica: España.
Piqueras, J. A, Martínez, A. E., Ramos, V., Rivero, R., García, L. J. y Oblitas, L. A. (2008). Ansiedad, depresión y salud. Suma Psicológica, 15(1).
Tobar, F. (2003). Tendencias económicas y epidemiologicas en salud mental. Programa de Investigación Aplicada-Isalud.
Zerquera, E. D. (2005). Ansiedad. Diagnóstico y tratamiento.