Concepto de Emoción
Para poder
hablar de educación emocional necesitamos saber qué es una emoción y que
implicaciones para la práctica se derivan de este concepto.
Una emoción
se produce de la siguiente forma:
1) Unas
informaciones sensoriales llegan a los centros emocionales del cerebro.
2) Como
consecuencia se produce una respuesta neurofisiológica.
3) El
neocortex interpreta la información.
De acuerdo con este mecanismo, en general hay bastante acuerdo en considerar que una emoción es un estado complejo del organismo caracterizado por una excitación o perturbación que predispone a una respuesta organizada. Las emociones se generan como respuesta a un acontecimiento externo o interno. En síntesis, el proceso de la vivencia emocional se puede esquematizar así:
El proceso
de valoración puede tener varias fases.
Según Lazarus (1991b) hay una valoración
primaria sobre la relevancia del evento: ¿es positivo o negativo para el
logro de nuestros objetivos? En una evaluación
secundaria se consideran los recursos personales para poder afrontarlo:
¿estoy en condiciones de hacer frente a esta situación?
Gran parte
de lo que el cerebro realiza cuando se produce una emoción sucede independientemente del conocimiento
consciente; se realiza de forma automática. Conviene insistir en que la
mayoría de emociones se generan inconscientemente. También es útil distinguir entre reacciones emocionales
innatas y acciones emocionales voluntarias. Las respuestas de evitación se encuentran a mitad de camino entre ambas
(LeDoux, 1999: 293). Cuando hablamos de las acciones emocionales voluntarias
nos referimos a los sentimientos (LeDoux, 1999: 300). Estado de ánimo se refiere a un estado emocional mantenido durante
semanas o más tiempo. Coincidimos con Frijda (1994) al afirmar que las
emociones nos dicen qué hechos son verdaderamente importantes para nuestra
vida.
Componentes de la Emoción
Hay tres
componentes en una emoción: neurofisiológico,
conductual, cognitiva.
1. La neurofisiológica se manifiesta en respuestas como taquicardia,
sudoración, vasoconstricción, hipertensión, tono muscular, rubor, sequedad en
la boca, cambios en los neurotransmisores, secreciones hormonales, respiración, etc. Todo esto son respuestas involuntarias,
que el sujeto no puede controlar. Sin embargo se pueden prevenir mediante técnicas apropiadas como la relajación. Como
consecuencia de emociones intensas y frecuentes se pueden producir problemas de
salud (taquicardia, hipertensión, úlcera, etc.). Por eso, la prevención de
los efectos nocivos de las emociones en el marco de la educación emocional se
puede entender como un aspecto de la educación para la salud.
2. La observación del comportamiento de un individuo permite
inferir qué tipo de emociones está experimentando. Las expresiones faciales, el
lenguaje no verbal, el tono de voz, volumen, ritmo, movimientos del cuerpo,
etc., aportan señales de bastante precisión sobre el estado emocional. Este componente puede intentar disimularse.
Por ejemplo, las expresiones faciales surgen de la actividad combinada de unos
23 músculos, que conectan directamente con los centros de procesamiento de las
emociones, lo que hace que el control
voluntario no sea fácil; aunque, siempre es posible «engañar» a un potencial
observador. Aprender a regular la expresión emocional se considera un
indicador de madurez y equilibrio que tiene efectos positivos sobre las
relaciones interpersonales.
3. La componente cognitiva o vivencia subjetiva es lo que a veces se denomina sentimiento.
Sentimos miedo, angustia, rabia y muchas otras emociones. Para distinguir entre la componente
neurofisiológica y la cognitiva, a veces se emplea el término emoción,
en sentido restrictivo, para describir el estado corporal (es decir, el estado
emocional) y se reserva el término sentimiento para aludir a la sensación
consciente (cognitiva). La componente cognitiva hace que califiquemos un estado
emocional y le demos un nombre. El
etiquetado de las emociones está limitado por el dominio del lenguaje.
Dado que la introspección a veces es el único método para llegar al
conocimiento de las emociones de los demás, las limitaciones del lenguaje
imponen serias restricciones a este conocimiento. Pero al mismo tiempo
dificulta la toma de conciencia de las propias emociones. Estos déficits provocan la sensación de «no
sé que me pasa». Lo cual puede tener efectos negativos sobre la persona.
De ahí la importancia de una educación emocional encaminada, entre otros
aspectos, a un mejor conocimiento de las propias emociones y del dominio del
vocabulario emocional.
Es interesante relacionar estos tres componentes con la clasificación de
objetivos didácticos. Si bien lo
observamos veremos un paralelismo entre: a) «Hechos, conceptos y sistemas
conceptuales» con la dimensión cognitiva; b) «Procedimientos» con el
comportamiento; c) «Actitudes, valores y normas» con respecto a la dimensión
emocional.
Fuente:
Extracto del artículo "Educación Emocional y Competencias Básicas para la
vida" publicado por Rafael Bisquerra Alzina en la Revista de Investigación
Eductativa, 2003, Vo. 21, nº 1.