Durante muchos años los psicólogos han
desarrollado y comprobado experimentalmente algunos principios y técnicas que
sirven para cambiar una conducta. Ahora sabemos que enseñar una conducta puede
ser sencillo si seguimos las siguientes recomendaciones:
1. De una consecuencia positiva
inmediatamente después de que se presente la conducta. La
consecuencia debe ser algo que realmente le agrade al niño y que pueda darse constantemente,
los premios muy grandes y que se dan después de mucho tiempo a
menudo no son útiles. Al principio la consecuencia debe darse cada vez
que se presenta la conducta, conforme el niño aprenda la consecuencia
puede otorgarse dando menos por lo mismo o pidiendo mas trabajo por el
mismo premio. De igual forma para que funcione se necesita que el padre sea
consistente y en el caso de que el niño no responda a estímulos sociales
(halagos, o caricias) se utilicen estímulos materiales, aunque siempre junto
con el estímulo material hay que presentar el estímulo social para que poco a
poco adquiera nuevamente su valor. Por ejemplo al mismo tiempo que premia
al niño con una gelatina elógielo por su comportamiento apropiado.
2. Presente modelos que
ejecuten la conducta que quiere que el niño presente. Los
modelos pueden ser los padres, otros niños, muñecos o títeres, personajes
de una película o un cuento, etc.
3. Divida la tarea en pequeños pasos y
enseñe cada uno de los pasos poco a poco, otorgando siempre una consecuencia
positiva después de cada avance. Si quiere que el pequeño
estudie por una hora empiece por pedir periodos de 5 minutos, luego de 10, de
15 y así sucesivamente hasta que logre estudiar por el tiempo deseado.
4. En ocasiones también puede ser
necesario provocar la respuesta, en este caso lo que
se tiene que hacer es identificar la conducta a enseñar y facilitar la
presentación de la conducta realizando alguna de las siguientes acciones: se
guía la conducta físicamente, por ejemplo se le sostiene la mano a un
niño para que se lleve la cuchara a la boca, se instruye o indica al niño para
que realice algo o se le presentan modelos, gestos o indicaciones no verbales
para que el niño ejecute la conducta. Por ejemplo, si un padre le dice al
niño que llegue temprano y se refuerza al niño cuando lo hace, la
instrucción es el instigador. En otro ejemplo se puede incrementar la
probabilidad de que un niño se dirija hacia el baño si se colocan juguetes en
la entrada del mismo y una vez que el niño se acerca, se le pide que vaya al
baño. Los letreros, los calendarios o los anuncios colocados en la pared pueden
ser recordatorios para que una conducta se presente. Una vez que la conducta se
presenta se pueden eliminar gradualmente los instigadores.
5. Otra forma de facilitar que se
presente una conducta es preparar al niño en las habilidades previas que
requiere para que se presente la conducta final, enseñarle
el estímulo que obtendrá una vez que se presente la conducta o darle
oportunidad que tenga acceso por un muy breve tiempo al premio a
fin de que conozca lo que ganará. Por ejemplo, Se puede entrenar a un niño a
jugar con un balón, si lo que se desea es que posteriormente ingrese a un
equipo de fútbol. Puede llevarse al niño a la entrada del patio de juegos para
que observe a lo que tendrá acceso una vez que ejecute la tarea o se le
puede enseñar como funciona un juguete que se le dará una vez que cumpla con la
tarea encomendada
6. Ya
que ha adquirido la conducta entonces se le puede enseñar en donde sí la puede
ejecutar y en donde no y durante el entrenamiento debe ocuparse
ejemplos o situaciones muy parecidas a las reales de tal manera que se le
facilite el aprendizaje y la ejecución de la conducta en otros contextos.
7. Una forma adicional de facilitar que
la conducta se presente en el momento que se requiere es colocar
estímulos que sirvan de señal de la respuesta, por ejemplo se
pueden poner letreros, avisos, señales instructivos o recordatorios para
que el niño sepa el momento y la forma en que debe presentar la conducta
dependiendo de la situación gradualmente se puede ir disminuyendo estos
estímulos.
8. Medir la conducta y llevar registros es una
manera más de lograr que el entrenamiento sea sistemático y de verificar
objetivamente los avances. La conducta puede cambiar sin necesidad de que sea
medida pero cuando se mide los cambios son mas rápidos y consistentes, de
hecho el solo acto de medir una conducta provoca cambios en la misma.
9. Medir la conducta también implica que
cuando deseamos cambios en la conducta de un niño definamos en primer lugar muy
claramente lo que se quiere cambiar, no basta con decir: “quiero que el
niño se porte mejor”, es necesario decir “queremos que el niño estudie por lo
menos 30 minutos cada día”.
10. Finalmente
algo importante de recordar es el hecho que la conducta cambia gradualmente
por lo que el padre debe de estar preparado para ser persistente.