El sostén emocional permite que se construya entre el bebé y las personas encargadas de la crianza un vínculo estable de apego, que asegura la satisfacción de sus necesidades. Da la oportunidad de crear un lazo emocional íntimo. Esa estabilidad y previsibilidad en el vínculo con sus cuidadores le permiten construir una relación de apego seguro. Al margen de los beneficios evidentes de contar con un respaldo emocional adecuado, se han realizado diversos estudios para conocer el impacto de éste en todas las esferas. Tanto la salud mental del menor cómo la regulación de sus emociones se ven beneficiadas, pero además existen hallazgos sobre la influencia del respaldo emocional en el desarrollo del cerebro.
Respaldo emocional en la infancia
Durante la primera infancia, el niño carece de la capacidad de regular por sí mismo sus estados emocionales. El contacto, tanto físico como emocional, permite al niño establecer la calma en situaciones de necesidad. Con el tiempo va aprendiendo a regular por sí mismo las emociones, en ausencia de los cuidadores y desarrollando herramientas de regulación emocional. El vínculo temprano tiene un impacto directo en la organización cerebral. Hay que tener en cuenta que en el desarrollo de un niño influye la biología con la que nace, el contexto en el que se cría y la capacidad psíquica y mental que va constituyendo. Por lo que criarse en un ambiente enriquecido y lleno de estímulos externos favorecerá su maduración cerebral.
La infancia es un periodo sensible en el cual se desarrollan diferentes aspectos importantes y con impacto a largo plazo. En esta etapa comienzan a relacionarse con el entorno, y a recopilar nueva información, su cerebro está en pleno desarrollo. La neuroplasticidad se encuentra en su punto álgido y el ambiente va a determinar, en muchas ocasiones, la dirección y velocidad del desarrollo.
El desarrollo del hipocampo y el respaldo emocional: estudio científico
Se realizó un estudio dirigido por la doctora Luby con el objetivo de conocer el impacto que podía tener el respaldo emocional a nivel cerebral a largo plazo. Para ello se realizó un experimento en el que unos calificadores independientes observaban en un laboratorio a un niño de edad preescolar y a su madre en una situación estresante para él. En la situación experimental, el niño tenía un regalo a su alcance que no podía abrir, y en los 8 minutos en los que no se le permitía hacerlo se anotaban las conductas de respaldo ejecutadas por la madre. Posteriormente, se realizaron tres escáneres cerebrales a los niños que siguió a los niños hasta principios de la adolescencia.
El hipocampo de los hijos que recibieron más conductas de respaldo por parte de sus madres incrementó su volumen el doble de rápido que el hipocampo de los niños con las madres que mostraron menos conductas de respaldo. Según los autores, los resultados muestran que la trayectoria del crecimiento del hipocampo se ve afectada por la experiencia temprana de respaldo materno.
Conclusiones principales acerca del estudio
Se pueden extraer tres conclusiones sobre el estudio anteriormente mencionado. En primer lugar, el respaldo emocional tiene un impacto a largo plazo en el volumen del hipocampo. El hipocampo es un área cerebral que se encarga de funciones relacionadas con las emociones, con el aprendizaje y la formación de recuerdos, por lo que tiene implicaciones fundamentales en el desarrollo.
Existe un periodo sensible en el cual los altos niveles de respaldo emocional serán más influyentes en el desarrollo del hipocampo. Se encontró que es más importante y efectivo en la edad preescolar que en la escolar. Así, podemos concluir que no solo importa la cantidad de apoyo emocional que se le da al niño, sino el momento evolutivo en el que está.
Un desarrollo cerebral saludable conduce a una mejor salud emocional. En este sentido, el ambiente es crucial, tanto en el aprendizaje, como en el desarrollo físico y afectivo. Un hecho que no le quita importancia al condicionante genético, pero que pone de manifiesto el influyente papel que juega el entorno en el desarrollo de la arquitectura de nuestros cerebros. Una ventana de oportunidad que por ellos y porque les queremos nunca deberíamos cerrar.
Fuente: Lamenteesmaravillosa.com
Autora: Carolina López De Luis. Psicóloga, Máster y doctoranda en Neurociencias.