En todas las familias existen rituales, rutinas o
hábitos que se siguen al comer, jugar, trabajar o dormir. Estos rituales son
especialmente importantes para
evitar que un niño presente problemas a
la hora de acostarse.
La negativa de los niños a la hora de acostarse se
presenta en muchas ocasiones a causa de que los padres intentan enviar a la
cama al niño en el momento en que se encuentra en plena actividad.
En consecuencia es importante crear una rutina que
facilite el proceso de transición entre el momento de máxima actividad del niño
y el momento de máxima relajación que
implica el dormir.
A continuación se sugiere una rutina que puede
implementar:
· Realice
en las tardes junto con el niño alguna actividad placentera que incluya cierto
ejercicio físico ligero, por ejemplo salga a caminar todas las tardes un poco
antes de la hora de dormir (de 7 a 7:30
es buena hora) o lleve a su hijo a algún parque a que juegue con su bicicleta. Procure que la actividad sea
agradable, evite regaños y recriminaciones a esa hora.
· Al
llegar a su casa inicie la rutina de dormir con
un baño caliente para niño: el
baño además de permitir el aseo del niño, facilita la transición entre el juego
y la cama y el contacto físico entre los
padres y el niño.
·
Durante
el baño evite las peleas y proporcione un tiempo suficiente para que el niño se
desnude, juegue y platique.
·
Una
vez que el niño se ha bañado y se encuentra con su pijama sostenga una charla
con él sobre lo ocurrido en el día o sobre el día siguiente.
·
A
continuación lea a su hijo algo en voz alta, puede leerle
cuentos, poesías o cualquier otro tipo de lectura que al niño le resulte
interesante. Cantarle alguna canción u orar juntos también puede ser útil.
·
Brinde
una bebida caliente al niño. Se ha comprobado que una bebida antes de acostarse
favorecen el dormir, especialmente si se trata de leche con cereales. Asegúrese
que el niño se lave los dientes antes de dormirse.
·
Por
último, al final del proceso incluya algunas palabras rituales como: “Buenas
noches”, “Que descanses”, “Que sueñes con los angelitos”, etc., etc. y dele un
beso.
·
Puede
incluir otras actividades que usted crea convenientes, como arreglar los útiles
para la escuela, preparar su uniforme, etc. de lo que se trata es que el niño
adquiera conductas que se vuelvan hábitos y que favorezcan la transición entre el jugar el dormir.
Cuando se implanta una rutina es más fácil lograr la
transición de la vigilia al sueño.
Autor: Jorge Everardo Aguilar Morales.
Asociación Oaxaqueña de
Psicología A. C. 2011