Definición
y clasificación del maltrato infantil
No existe una definición única de maltrato infantil,
ni una delimitación clara y precisa de sus expresiones. Sin embargo, lo más
aceptado como definición es todas
aquellas acciones que van en contra de un adecuado desarrollo físico, cognitivo
y emocional del niño, cometidas por personas, instituciones o la propia
sociedad. Ello supone la existencia
de un maltrato físico, negligencia, maltrato psicológico o un abuso sexual.
(NCCAN, 1988).
1. El
maltrato físico
Este tipo de maltrato abarca una serie de actos
perpetrados utilizando la fuerza física de modo inapropiado y excesivo. Es
decir, es aquel conjunto de acciones no accidentales ocasionados por adultos
(padres, tutores, maestros, etc.), que originan en el niño un daño físico o
enfermedad manifiesta. Aquí se incluyen golpes, arañazos, fracturas, pinchazos,
quemaduras, mordeduras, sacudidas violentas, etc.
2. La
negligencia o abandono
La negligencia es una falta de responsabilidad
parental que ocasiona una omisión ante aquellas necesidades para su
supervivencia y que no son satisfechas temporal o permanentemente por los
padres, cuidadores o tutores. Comprende una vigilancia deficiente, descuido,
privación de alimentos, incumplimiento de tratamiento médico, impedimento a la
educación, etc.
3. El
maltrato emocional
Es aquel conjunto de manifestaciones crónicas,
persistentes y muy destructivas que amenazan el normal desarrollo psicológico
del niño. Estas conductas comprenden insultos, desprecios, rechazos,
indiferencia, confinamientos, amenazas, en fin, toda clase de hostilidad verbal
hacia el niño. Este tipo de maltrato, ocasiona que en los primeros años del
niño, éste no pueda desarrollar adecuadamente el apego, y en los años
posteriores se sienta excluido del ambiente familiar y social, afectando su
autoestima y sus habilidades sociales.
4. El
abuso sexual
Es uno de los tipos de maltrato que implica mayores
dificultades a la hora de estudiar. Consiste en aquellas relaciones sexuales,
que mantiene un niño o una niña (menor de 18 años) con un adulto o con un niño
de más edad, para las que no está preparado evolutivamente y en las cuales se
establece una relación de sometimiento, poder y autoridad sobre la víctima.
Las formas más comunes de abuso sexual son: el
incesto, la violación, la vejación y la explotación sexual. También incluye la
solicitud indecente sin contacto físico o seducción verbal explícita, la
realización de acto sexual o masturbación en presencia de un niño y la
exposición de órganos sexuales a un niño.
El maltratador habitualmente es un hombre (padre,
padrastro, otro familiar, compañero sentimental de la madre u otro varón
conocido de la familia). Raramente es la madre, cuidadora u otra mujer conocida
por el niño.
5. Sindrome de
Münchausen
Otro tipo de maltrato infantil es el llamado Sindrome
de Münchausen por poderes, consiste en inventar una enfermedad en el niño o
producirla por la administración de sustancias y medicamentos no prescritos.
Generalmente se trata de un niño en la edad de
lactante-preescolar (edad media de 3 años). Los signos y síntomas aparecen
solamente en presencia de la madre (habitualmente el perpetrador del abuso),
son de causa inexplicable y los exámenes complementarios no aclaran el
diagnóstico. Este sindrome presenta una mortalidad entre 10-20%, y su impacto a
largo plazo puede dar lugar a desórdenes psicológicos, emocionales y
conductuales.
6. Maltrato
Prenatal
Definido como aquellas circunstancias de vida de la
madre, siempre que exista voluntariedad o negligencia, que influyen negativa y
patológicamente en el embarazo, parto y repercuten en el feto. Tales como:
rechazo del embarazo, falta de control y seguimiento médico del embarazo,
negligencia personal en la alimentación e higiene, medicaciones excesivas o no
prescritas, consumo de alcohol, drogas y tabaco, exposición a radiaciones, y
otras.
7. Maltrato
Institucional
En los últimos tiempos se habla de maltrato
institucional, que consiste en cualquier legislación, programa o procedimiento,
ya sea por acción o por omisión, procedente de poderes públicos o privados, por
profesionales al amparo de la institución, que vulnere los derechos básicos del
menor, con o sin contacto directo con el niño.
Cada uno de estos tipos de maltrato infantil presentan
indicadores físicos y conductuales en el menor maltratado, así como indicadores
conductuales y actitudes del maltratador, lo cual ayuda en su diagnóstico.
Las causas
del maltrato infantil
Los estudiosos del tema del maltrato infantil han
tratado de explicar su aparición y mantenimiento utilizando diversos modelos,
así tenemos: el modelo sociológico,
que considera que el abandono físico es consecuencia de situaciones de carencia
económica o de situaciones de aislamiento social (Wolock y Horowitz, 1984); el modelo cognitivo, que lo entiende como
una situación de desprotección que se produce como consecuencia de distorsiones
cognitivas, expectativas y percepciones inadecuadas de los
progenitores/cuidadores en relación a los menores a su cargo (Larrance, 1983);
el modelo psiquiátrico, que considera
que el maltrato infantil es consecuencia de la existencia de psicopatología en
los padres (Polansky, 1985); el modelo
del procesamiento de la información, que plantea la existencia de un estilo
peculiar de procesamiento en las familias con menores en situación de abandono
físico o negligencia infantil (Crittender, 1993); y por último el modelo de afrontamiento del estrés, que
hace referencia a la forma de evaluar y percibir las situaciones y/o sucesos
estresantes por parte de estas familias (Hilson y Kuiper, 1994).
En la actualidad el modelo etiopatogénico que
mejor explica el maltrato infantil, es el modelo integral del maltrato
infantil. Este modelo considera la existencia de diferentes niveles ecológicos
que están encajados unos dentro de otros interactuando en una dimensión
temporal. Existen en este modelo factores compensatorios que actuarían según un
modelo de afrontamiento, impidiendo que los factores estresores que se producen
en las familias desencadenen una respuesta agresiva hacia sus miembros. La
progresiva disminución de los factores compensatorios podría explicar la
espiral de violencia intrafamiliar que se produce en el fenómeno del maltrato
infantil. Entre los factores compensatorios se señalan: armonía marital,
planificación familiar, satisfacción personal, escasos sucesos vitales
estresantes, intervenciones terapéuticas familiares, apego materno/paterno al
hijo, apoyo social, buena condición financiera, acceso a programas sanitarios
adecuados, etc. Entre los factores estresores se cuentan: historia familiar de
abuso, disarmonía familiar, baja autoestima, trastornos físicos y psíquicos en
los padres, farmacodependencia, hijos no deseados, padre no biológico, madre no
protectora, ausencia de control prenatal, desempleo, bajo nivel social y
económico, promiscuidad, etc.
Consecuencias
del maltrato infantil
Independientemente de las secuelas físicas que
desencadena directamente la agresión producida por el abuso físico o sexual,
todos los tipos de maltrato infantil dan lugar a trastornos conductuales,
emocionales y sociales. La importancia, severidad y cronicidad de las estas
secuelas depende de:
- Intensidad
y frecuencia del maltrato.
- Características
del niño (edad, sexo, susceptibilidad, temperamento, habilidades sociales,
etc).
- El uso
o no de la violencia física.
- Relación
del niño con el agresor.
- Apoyo
intrafamiliar a la víctima infantil.
- Acceso
y competencia de los servicios de ayuda médica, psicológica y social.
En los primeros momentos del desarrollo evolutivo se
observan repercusiones negativas en las capacidades relacionales de apego y en
la autoestima del niño. Así como pesadillas y problemas del sueño, cambios de
hábitos de comida, pérdidas del control de esfínteres, deficiencias
psicomotoras, trastornos psicosomáticos.
En escolares y adolescentes encontramos: fugas del
hogar, conductas autolesivas, hiperactividad o aislamiento, bajo rendimiento
académico, deficiencias intelectuales, fracaso escolar, trastorno disociativo de
identidad, delincuencia juvenil, consumo de drogas y alcohol, miedo
generalizado, depresión, rechazo al propio cuerpo, culpa y vergüenza,
agresividad, problemas de relación interpersonal.
Diversos estudios señalan que el maltrato continúa de
una generación a la siguiente. De forma que un niño maltratado tiene alto
riesgo de ser perpetuador de maltrato en la etapa adulta.
Prevención
del maltrato infantil y actuación del pediatra.
Los pediatras, al ser los profesionales de salud que
están en mayor contacto con los niños, son los llamados a realizar la
prevención del maltrato infantil, además de establecer diagnósticos y junto con
un equipo multidisciplinario colaborar en su tratamiento.
Los pediatras se encuentran en una posición favorable
para detectar niños en situación de riesgo (sobre todo en menores de 5 años, la
población más vulnerable), a partir de esta edad los maestros comienzan a tener
un papel principal en la prevención y diagnóstico.
La prevención del maltrato infantil se establece en
tres niveles:
Prevención
Primaria: dirigida a
la población general con el objetivo de evitar la presencia de factores
estresores o de riesgo y potenciar los factores protectores del maltrato
infantil.
Se incluyen:
- Sensibilización
y formación de profesionales de atención al menor.
- Intervenir
en la psicoprofilaxis obstétrica (preparación al parto).
Intervenir en las escuelas para padres, promoviendo valores de estima hacia la infancia, la mujer y la paternidad. - Prevenir
el embarazo no deseado, principalmente en mujeres jóvenes, mediante la
educación sexual en centros escolares y asistenciales.
- Búsqueda
sistemática de factores de riesgo en las consultas de niño sano. Así como
evaluar la calidad del vínculo afectivo padres-hijos, los cuidados del
niño, actitud de los padres en la aplicación del binomio autoridad-afecto.
- Intervenir
en las consultas y exponer los derechos de los niños y la inconveniencia
de los castigos físicos. Ofrecer la alternativa de la aplicación del
castigo conductual.
- Identificar
los valores y fortalezas de los padres, reforzando su autoestima.
Prevención
Secundaria: dirigida a
la población de riesgo con el objetivo de realizar un diagnóstico temprano y un
tratamiento inmediato. Atenuar los factores de riesgo presentes y potenciar los
factores protectores.
Se incluyen:
- Reconocer
situaciones de maltrato infantil, estableciendo estrategias de
tratamiento.
- Reconocer
situaciones de violencia doméstica o de abuso a la mujer y buscar
soluciones.
- Reconocer
las conductas paternas de maltrato físico o emocional, considerando la
remisión de la familia a una ayuda especializada en el manejo de la ira y
la frustración.
- Remitir
a centros de salud mental a padres con adicción a alcohol y drogas.
Prevención
Terciaria: consiste en
la rehabilitación del maltrato infantil, tanto para los menores víctimas como
para los maltratadores. Para ello se debe disponer de un equipo
interdisciplinario (pediatras, psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales,
orientadores familiares, terapeutas, jueces de menores, cuerpos policiales,
etc.).
Autor: Dr.
Eduardo R. Hernández González. Pediatra y Terapeuta de la Conducta Infantil.