Hoy en día todos sabemos que es muy difícil ser un
buen padre, o tan solo un padre. Con el aumento de los divorcios, separaciones,
madres solteras, las familias en las que el padre y la madre trabajan fuera de
casa, el tiempo que queda para los hijos es muy escaso. Aun así, tengo el
convencimiento de que, independientemente del ritmo de trabajo o de la
situación vital de cada miembro de la familia, es posible ser mejor padre de lo
que se es. Siempre tenemos tiempo para cambiar y mejorar.
Ser mejor padre aunque no sea sencillo, puede
conseguirse siguiendo unos pocos principios que hay que poner en práctica a
diario, los cuales enumeraré a continuación:
- PRINCIPIO 1: No se
involucre en luchas de poder de las que es probable que nadie salga
victorioso.
- PRINCIPIO 2: Diga
cosas agradables a sus hijos de vez en cuando, sobre todo si no se lo
esperan.
- PRINCIPIO 3: Es
importante ser raro. No deje que los hijos piensen que son más raros que
sus padres.
- PRINCIPIO 4: No
haga cosas por sus hijos que ellos sean capaces de hacer por sí mismos, a
menos que esté seguro de que le devolverán el favor.
- PRINCIPIO 5: Hay
que tener una autoestima alta. Si el padre no la tiene, sus hijos tampoco.
- PRINCIPIO 6:
Aprenda a pedir disculpas cuando no cumpla sus propias cuotas de exigencia
al tratar a sus hijos.
LUCHAS DE PODER
Las luchas de poder se producen cuando alguien cree
que ha perdido autoridad y quiere recuperar la sensación de control. Traen como
resultado sentimientos negativos y es bastante difícil llegar a una solución
satisfactoria, si no imposible. Los padres pretenden controlar a sus hijos y
luego se sienten culpables por haber perdido la paciencia. Los niños se
enfadan, se deprimen y fantasean sobre la manera de retomar el control sobre
sus padres.
La sensación de pérdida de poder comienza a menudo a una edad temprana, y los
padres que han experimentado esa sensación suelen transmitírsela al menos a uno
de sus hijos, probablemente a aquel que tiene rasgos de carácter parecidos y
que al padre no le gustan. Por tanto, los padres pueden evitar las luchas de
poder siendo sinceros sobre lo que no les gusta de sí mismos. Comprenderse a sí
mismo a través de la conciencia de uno mismo mejora nuestra labor como padres.
Para resolver las luchas de poder tome nota de los siguientes consejos:
1. Haga
preguntas en lugar de órdenes.
2. Tenga un lugar donde esconderse cuando se desencadene una lucha de poder.
3. Proporcione a su hijo más de una opción para elegir.
4. La persona a quien usted tiene que controlar es a sí mismo, no a su hijo.
5. Soltar una carcajada en mitad de una lucha de poder consigue pararla.
Enfrentarse a una lucha de poder de manera inteligente
es el primer paso para convertirse en mejor padre.
CÓMO ALABAR Y CRITICAR A LOS NIÑOS
Las alabanzas y las críticas son juicios que una
persona emite sobre otra. Saber comunicar dichos juicios mejorará la labor de
los padres y su relación con sus hijos.
Elogiar al niño cuando él se lo espera sólo demuestra que el padre está
haciendo lo que "debe" hacer un buen padre. Cuando el niño muestra un
trabajo que ha hecho en el colegio y que él cree que es maravilloso, busca los
elogios para reforzar sus propios sentimientos. Está bien concedérselos, pero
es su propia opinión la que debe guiarle, no el juicio de los padres.
Cuando el niño sabe que ha hecho algo mal y no puede evitar que los padres lo
descubran, la crítica y el castigo posterior ya se han formado en su mente,
aunque todavía los padres no hayan intervenido. El niño sabrá cuando ha hecho
algo mal si ha aprendido a juzgar sus propias actuaciones.
Decir cosas agradables a los niños cuando no se lo esperan tendrá un efecto
duradero.
Es importante que el niño sepa que los sentimientos de su padre son positivos
porque su opinión general de la vida es importante para él, aunque actúe como
si no lo fuera. Por ejemplo, algunas de las cosas agradables que decir:
- Se
puede decir algo agradable sobre una característica personal favorable del
niño para demostrarle que uno no siempre tiene que hacer algo para merecer
elogios.
- Se
puede decir algo agradable sobre algo que haya hecho el niño, mostrándole
que una buena actitud es una fuente de sensaciones gratas.
- Se
puede decir algo agradable de uno mismo para mostrar que la autoestima
positiva es buena. Se le está diciendo con ello al niño que es posible
sentirse bien con uno mismo sin buscar continuamente la aprobación de los
demás.
- Se
puede decir algo agradable sobre otras personas para mostrar que está bien
tener buenos pensamientos hacia los demás aunque no estén presentes.
- Se puede decir algo agradable sobre un árbol, una
puesta de sol o el color de un edificio para mostrar que es bueno obtener
satisfacción de las experiencias
cotidianas.
- Se
puede decir algo agradable sobre algo o alguien que también posea características
que no nos gustan, para mostrar que la vida no es solo blanco y negro, y
que bueno y malo a menudo van unidos.
Decir algo agradable no es necesariamente una
alabanza, pero muestra que se tiene una actitud positiva, lo cual es muy
necesario para los padres. Comunica una visión positiva de la vida que se
transmitirá al niño.
LA IMPORTANCIA DE SER RARO
La mayoría de los niños cree que tiene algo raro.
Suelen llegar a la conclusión de que son diferentes de los otros niños cuando
empiezan la escuela. Una vez que el niño se da cuenta de que es raro, esto se
convierte en un problema para él. Algunos niños nacen raros, y otros se
convierten en raros debido a su educación. Les ocurren cosas tan extrañas e
impredecibles que si sus padres también son un poco raros, podrán soportar
mejor su propia rareza.
Con raro me refiero a un padre que es espontáneo. Un padre que de repente hace
lo contrario de lo que espera su hijo. Un padre raro es aquel que no teme
parecer tonto a los ojos de su hijo ni ponerse a su propio nivel y "actuar
como un crío". Ser raro es otra forma de reforzar los lazos entre padres e
hijos. Los buenos padres establecen vínculos muy fuertes con sus hijos, aunque
para ello tengan que renunciar al control absoluto.
Los padres raros tienden a respetar lo que les convierte en raros. Puede
tratarse de un talento, un interés o una actitud por la que sienten pasión.
Demuestran un compromiso con sus ideas que va más allá de lo normal. La pasión
que sienten los padres por sus intereses es a menudo comunicada a sus hijos,
que aprenden que apasionarse por algo no sólo es posible sino deseable. A una
edad en que es raro adquirir fuertes compromisos, aprender esta lección puede
ayudar a alguien a ser un hombre de éxito, porque los grandes logros suelen ser
el resultado de una entrega apasionada.
A continuación les daremos algunas normas sobre cómo
ser raros:
- Hay que
encontrar tiempo para expresar pasión por algún interés en particular.
- El
comportamiento de los padres no debe guiar el futuro del niño tanto como
la vida interior, las intenciones, deseos y sentimientos de los padres.
- Hay que
decir o hacer cosas de vez en cuando que el niño no espera.
- Hay que
pasar mucho tiempo con los hijos a solas.
- Hay que
hablar con los hijos de cosas que interesen al padre, aunque aquellos
parezcan no entender de qué se está hablando.
- Hay que
defender sus ideas con fuerza pero no exija que los niños tengan las
mismas opiniones.
- No hay
que ridiculizar algo que su hijo se toma muy en serio.
- Hay que
tener alguna actividad creativa que su hijo le vea desempeñar.
- Hay que
dejar que sus hijos vean sus sentimientos. No tienen porqué ser
necesariamente positivos. La rabia, la indignación y la confusión son
emociones a las que su hijo debe aprender a enfrentarse.
- Hay que
entender que el proceso de crecimiento es irregular, episódico e
incoherente. Ninguno de sus hijos tendrá un proceso de desarrollo
perfecto. No se preocupe. Cuando el padre se gusta a sí mismo, los niños
también acabarán gustándose antes o después.
ENSEÑAR A LOS HIJOS A HACER LAS COSAS POR SÍ MISMOS
Cuando los padres creen que deben hacerlo todo por sus
hijos, tal vez los niños no aprendan a ser responsables por sí mismos. Los
buenos padres son aquellos que hacen menos cosas por sus hijos, dejándoles
asumir responsabilidades a ellos. Este es un ejemplo en que menos es más.
Los padres con demasiadas ganas de ayudar se arriesgan a incapacitar
emocionalmente a sus hijos. El meollo de la cuestión es que los padres
arrebatan el poder a sus hijos cuando hacen por ellos cosas que ellos pueden y
deben hacer por sí mismos. La ayuda debe ofrecerse cuando ha sido previamente
solicitada y debe ir dirigida a ayudar al niño a utilizar sus propios recursos
para solucionar el problema. Si los niños dicen que necesitan ayuda, la pregunta
que hay que hacer es: ¿Qué te gustaría que hiciera yo? Los niños que han pedido
ayuda otras veces ofrecerán una respuesta razonable. Los niños a los que se les
ha prestado demasiada ayuda tienen problemas para contestar porque no han
analizado lo que necesitan para poder identificar los recursos que ellos mismos
no poseen. Si el padre es selectivo a la hora de prestar ayuda, el niño
aprenderá a tener más recursos.
Los buenos padres dan oportunidades a sus hijos para que aprendan a pedir ayuda
y a controlar su capacidad para soportar la frustración, a la vez que aguantan
su propio desasosiego cuando ven a sus hijos intentando solucionar un problema
que les supera.
LA AUTOESTIMA DEL PADRE ES MUY IMPORTANTE
La mayoría de los buenos padres se preocupa por la
autoestima de sus hijos y estarán dispuestos a hacer cualquier cosa para
fomentarla. Casi siempre tendrán que aumentar primero la suya propia. La
autoestima podríamos definirla como la experiencia de andar por la vida con un
sentimiento de bienestar y satisfacción. Por la tanto la mejor manera de
aumentar la autoestima es buscar más experiencias que produzcan bienestar y
satisfacción.
Para sentirse satisfecho como padre, hay algunos sentimientos básicos que hay
que procurar experimentar:
- Hay que
procurar divertirse.
- Hay que
confiar en que sus hijos estén sanos y sean felices.
- Hay que
creer que los demás le respetan a uno como padre.
- Hay que
sentirse satisfecho con el trabajo que se realiza.
- Hay que
luchar contra el exceso de ansiedad.
- Hay que
creer que los hijos agradecen las contribuciones de los padres a sus
propios triunfos.
Encontrar formas para experimentar más satisfacción en
la vida familiar y en la labor de padres no es ningún misterio. Los buenos
padres tienden a hacer cosas que la mayoría de los padres no hacen.
Seguidamente les enumeraré una lista de sugerencias que han funcionado con
otros padres. Si funcionan en su caso particular, su autoestima aumentará
porque obtendrá más placer y satisfacción en su propia casa.
- Pase
tiempo a solas con cada uno de sus hijos siempre que pueda para que no le
distraigan las necesidades de los otros miembros de la familia.
- Tenga
cofres con llave para cada miembro de la familia (incluido usted mismo)
para que los "tesoros" privados de cada uno estén a salvo de la
curiosidad de los demás.
- Pase
tiempo todas las semanas a solas con su esposa/o, sin niños ni otras
distracciones.
- Permita
que la casa esté desordenada durante el día, mientras todos estén
cumpliendo con sus obligaciones pero exija que participen luego de la
limpieza por las noches. Al fin y al cabo, la casa es de todos.
- Tenga
siempre algo disponible para comer que guste a su familia porque la comida
es un factor importante de seguridad.
- Aprenda
a planificar para no desaprovechar las oportunidades satisfactorias por la
aparición de acontecimientos imprevistos.
- Establezca
tradiciones familiares cada semana, mes o año.
- Eche a
todos los demás de casa de vez en cuando para tener la sensación de que su
casa es su castillo.
- Si no
tiene amigos, consiga algunos rápidamente. A largo plazo, no se puede
depender de la familia para satisfacer todas las necesidades sociales.
- Tenga
un calendario en la cocina para establecer una valoración de cada día.
Defina su propia escala. Esto le obligará a evaluar la calidad de cada día
y a encontrar maneras de mejorar.
- Divida
sus metas en etapas para que avance todos los días en la dirección
adecuada.
- Si
prefiere no enfrentarse a miembros de la familia verbalmente sobre algo
que le molesta, déjeles notas.
- Escoja
un día cada dos semanas y propóngase no gritar durante todo el día.
- Desarrolle
su propia lista de cosas que puede hacer para aumentar su autoestima.
- Aprenda
a decir "no".
APRENDA A PEDIR DISCULPAS
Los padres siempre tienen razón, incluso cuando están
equivocados. Es difícil superar este tipo de educación, se necesitan muchos
golpes psicológicos, crisis espirituales y honestidad personal para ello. Por
eso muchos de nosotros evitamos mejorar como padres hasta que es demasiado
tarde y nuestros hijos son demasiado mayores para agradecérnoslo.
Los niños deben educarse en una sociedad mucho más compleja y peligrosa que
aquella en la que fueron educados sus padres. Para aguantar y superar estos
desafíos, los niños tienen que estar seguros de sí mismos.
Tenemos que olvidar la creencia de que pedir disculpas a los hijos implicará
que somos demasiado blandos o que ellos tendrán un carácter débil. El mundo
necesita más personas fuertes pero benevolentes. Los buenos padres lo consiguen
y ésa es una razón por la cual sus hijos se elevarán por encima de la norma
cuando sean adultos. Los padres que creen que la única manera de educar bien a
sus hijos es tener un control absoluto sobre ellos casi nunca piden disculpas
por haber cometido alguna ofensa. Los padres que necesitan mantener el control a
toda costa son ciegos con respecto a su propio sentido de la irresponsabilidad.
Antes o después, sus hijos aprenderán que sus padres carecen de credibilidad a
pesar de las temibles muestras de enfado.
Negarse a pedir disculpas cuando uno se ha equivocado refleja una actitud
paterna disfuncional. No vale disculparse si se utiliza como un truco para
suavizar las cosas. Debe ser un acto sincero.
Disculparse puede enseñar a los hijos muchas lecciones importantes, al mismo
tiempo que ayuda a mantener con ellos una relación sincera y realista. Aquí va
una lista de lo que pueden aprender:
- Aprenden
que no tienen por qué tener siempre razón y que, aunque estén equivocados,
siguen siendo buenas personas.
- Aprenden
que hay que admitir un error antes de poder corregirlo, y que corregir
errores es importante.
- Descubren
que pedir difícil, y que hay que ser fuerte para hacerlo.
- Ven una
muestra de sinceridad, que tal vez no vean en otra parte.
- Aprenden
que una buena familia repara los malos sentimientos que se producen entre sus
miembros.
- Aprenden
la virtud de perdonar a los demás cuando pierden temporalmente el control.
- Aprenden
que la disculpa es una forma de reconocer que otra persona es digna de
respeto.
- Aprenden
que no es necesario alimentar rencores porque uno se sienta culpable por
algo que ha hecho. Todo el mundo empieza a odiar a la persona hacia la que
alberga un sentimiento de culpa.
- Aprenden
a pedir disculpas a sus padres cuando les han ofendido, y a resolver sus
remordimientos y su complejo de culpa.
Pedir disculpas a los niños cuando se les ha ofendido
o tratado mal es el mejor método para mostrarles que son dignos de respeto. Los
buenos padres tratan a sus hijos con más respeto que los padres normales, y es
probable que sus hijos obtengan más éxito en este mundo tan complejo.
Piense en lo que hubiera sentido como hijo si sus padres hubiesen pedido
disculpas por sus ofensas, en especial por las que todavía no se les ha
perdonado. No cometa el mismo error con sus hijos.
Bibliografía consultada: Reynold Bean, "Cómo
ser mejores padres", Ed. Debate
"Como inculcar disciplina a los niños", Ed. Debate Clark, Clemes,
Bean, "Cómo desarrollar la autoestima en los adolescentes", Ed.
Debate.
Autora: Gloria
Marsellach Umbert - Psicóloga