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Aspectos Conductuales de la Tratamudez Infantil

La tartamudez es uno de los cuadros más frecuentes en la práctica clínica de foniatras y terapistas del lenguaje, predomina en el sexo masculino, en una proporción de 3:1, cuya edad de comienzo se coloca generalmente entre los 2 y los 5 años. Corresponde al 1% de la población escolar.
La tartamudez es “una alteración en la fluidez normal y en el patrón de tiempo del habla, caracterizada por la presencia de disfluencias que interfieren con el desempeño académico u ocupacional o con la comunicación social”. American Psychiatric Association (1994).
Presenta la siguiente sintomatología clínica:
1.      Presencia de disfluencias en el habla, dadas por: interjecciones, prolongaciones, repeticiones (de sonidos, sílabas, palabras, grupos de palabras), bloqueos.
2.      Subidas bruscas de tono.
3.      Alteración funcional de la respiración.
4.      Excesiva tensión muscular en los órganos fonoarticulatorios.
5.      Movimientos asociados, tales como muecas en la cara, inclinaciones de la cabeza, encogimiento de los hombros, golpes con el pie, etc.
6.      Cambios en la tasa de velocidad del habla.
7.      Aceleración en el ritmo cardíaco.
8.      Temblores.
9.      Sentimientos de frustración, ansiedad y vergüenza frente al habla.
La sintomatología varía con la etapa de desarrollo del trastorno, los investigadores del tema han dividido los síntomas en cuatro etapas:
Primera Etapa: de las repeticiones primarias o iniciales, que se producen siguiendo el ritmo normal del habla, sería la llamada “tartamudez fisiológica o evolutiva”. Son las repeticiones y vacilaciones del niño que inicia su aprendizaje del lenguaje y en el cual la competencia supera a la ejecución lingüística. Ocurre alrededor de los 3 años de edad. En esta etapa la terapia debe ser indirecta, dirigida al ambiente.
Segunda Etapa: es cuando ocurren repeticiones espasmódicas, más lentas, es la etapa de los clonus. Es la llamada “tartamudez de transición”, ocurre cuando el niño tiene 6 a 7 años.
Tercera Etapa: es la etapa tónica, el habla sufre interrupciones evidentes, el niño enrojece y no emite sonidos, luego el discurso aparece en forma violenta. Es la llamada “tartamudez confirmada”, el niño ya sabe que su manera de hablar es un problema, por tanto la terapia debe ser directa, con el niño.
Cuarta Etapa: en esta etapa aparecen los movimientos asociados y los trastornos respiratorios. Es la llamada “tartamudez avanzada”.
Etiología de la tartamudez:
La tartamudez tiene múltiples orígenes, es decir su etiología es multifactorial. La mayoría de los autores, agrupan las teorías que explican la
tartamudez en cuatro grupos:
1.      Teorías fisiogénicas o constitucionales.
2.      Teorías sociogénicas.
3.      Teorías psicogénicas o neuróticas, y
4.      Teorías de aprendizaje.
Según los investigadores de la corriente conductista, la tartamudez es una conducta aprendida (teoría del aprendizaje). Coincidiendo con el aprendizaje y desarrollo de la lengua materna, el niño se condiciona y aprende una lengua incompleta alrededor de los 2 a 3 años. Las repeticiones y vacilaciones que presenta el niño, evocan deseos de atención o de interés por parte de los padres o hacen que el niño escape a la falta de atención del escucha. Estas respuestas del escucha, deseadas por el niño, refuerzan la conducta y ésta tiende a ocurrir con frecuencia (teoría del condicionamiento y reforzamiento).
La tartamudez se mantiene en el tiempo, por la llamada “conducta de evitación”, cuando el niño anticipa la situación estresora (hablar o leer en público), se dispara en él la respuesta de ansiedad, esto ocasiona que el niño evite esta situación a través de aplazar, ignorar o inhibirse de hablar, con esto él logra bajar sus niveles de ansiedad, llegar al equilibrio y reforzar la conducta.
Tratamiento de la tartamudez
El tratamiento de la tartamudez, va a depender de la etapa en la cual se encuentre el trastorno. En caso de la llamada “tartamudez evolutiva o transitoria”, que se presenta alrededor de los 3 años de edad, se utiliza la terapia indirecta, es decir, se modifica el ambiente dándole estas indicaciones a la madre:
· evitar corregir, burlarse del niño.
· darle todo el tiempo que necesite para hablar, establecer contacto visual sin poner cara de susto.
· fomentar clima de comunicación, no acribillar a preguntas.
· realizar con el niño juegos no directivos y contarle cuentos.
· reconocer su dificultad.
· corregir en forma positiva, es decir que la madre repita en forma correcta.
En el caso de las etapas 3 y 4 de la tartamudez el tratamiento es más complejo, y consiste en:
A.    Entrenamiento en habilidades de fluidez delhabla, realizado por el Terapista del Lenguaje.
B.     Tratamiento de los aspectos conductuales, realizado por el Terapeuta Conductual.
Este tratamiento se basa en:
· manejo del autodiálogo inefectivo, esto se logra corrigiendo errores de concepto, y cambiando las expresiones de "esto va a ser un desastre” por “voy a asumir el reto” o “sé que puedo hacerlo bien”...
· manejo de la tensión-ansiedad, a través de la aplicación de técnicas de relajación muscular.
· manejo de la conducta de evitación, aplicando técnicas de modificación conductual como: aproximaciones sucesivas, modelamiento y desensibilización sistemática.
Como hemos podido apreciar en esta lectura, la tartamudez es un trastorno complejo, de etiología multifactorial, donde se requiere la ayuda de especialistas en el área, pero sobre todo se necesita el apoyo de la familia. 
Por: Dr. Eduardo R. Hernández González. Pediatra y Terapeuta de la Conducta Infantil.


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Programa de Educación para la Convivencia

Cuaderno de habilidades alternativas a la agresión.

Este documento forma parte de un proyecto dirigido por Alberto Acosta Mesas y Jesús López Megías, del Departamento de Psicología Experimental y Fisiología del Comportamiento de la Universidad de Granada.


Enlace de Descarga: Programa de Educación para la Convivencia

Autores: Alberto Mesas , Jesús Megías, Ignacio Segura y Emiliano Amador.

Maltrato Infantil


Definición y clasificación del maltrato infantil
No existe una definición única de maltrato infantil, ni una delimitación clara y precisa de sus expresiones. Sin embargo, lo más aceptado como definición es todas aquellas acciones que van en contra de un adecuado desarrollo físico, cognitivo y emocional del niño, cometidas por personas, instituciones o la propia sociedad. Ello supone la existencia de un maltrato físico, negligencia, maltrato psicológico o un abuso sexual. (NCCAN, 1988).

1. El maltrato físico
Este tipo de maltrato abarca una serie de actos perpetrados utilizando la fuerza física de modo inapropiado y excesivo. Es decir, es aquel conjunto de acciones no accidentales ocasionados por adultos (padres, tutores, maestros, etc.), que originan en el niño un daño físico o enfermedad manifiesta. Aquí se incluyen golpes, arañazos, fracturas, pinchazos, quemaduras, mordeduras, sacudidas violentas, etc.

2. La negligencia o abandono
La negligencia es una falta de responsabilidad parental que ocasiona una omisión ante aquellas necesidades para su supervivencia y que no son satisfechas temporal o permanentemente por los padres, cuidadores o tutores. Comprende una vigilancia deficiente, descuido, privación de alimentos, incumplimiento de tratamiento médico, impedimento a la educación, etc.

3. El maltrato emocional
Es aquel conjunto de manifestaciones crónicas, persistentes y muy destructivas que amenazan el normal desarrollo psicológico del niño. Estas conductas comprenden insultos, desprecios, rechazos, indiferencia, confinamientos, amenazas, en fin, toda clase de hostilidad verbal hacia el niño. Este tipo de maltrato, ocasiona que en los primeros años del niño, éste no pueda desarrollar adecuadamente el apego, y en los años posteriores se sienta excluido del ambiente familiar y social, afectando su autoestima y sus habilidades sociales.

4. El abuso sexual
Es uno de los tipos de maltrato que implica mayores dificultades a la hora de estudiar. Consiste en aquellas relaciones sexuales, que mantiene un niño o una niña (menor de 18 años) con un adulto o con un niño de más edad, para las que no está preparado evolutivamente y en las cuales se establece una relación de sometimiento, poder y autoridad sobre la víctima.
Las formas más comunes de abuso sexual son: el incesto, la violación, la vejación y la explotación sexual. También incluye la solicitud indecente sin contacto físico o seducción verbal explícita, la realización de acto sexual o masturbación en presencia de un niño y la exposición de órganos sexuales a un niño.
El maltratador habitualmente es un hombre (padre, padrastro, otro familiar, compañero sentimental de la madre u otro varón conocido de la familia). Raramente es la madre, cuidadora u otra mujer conocida por el niño.

5. Sindrome de Münchausen
Otro tipo de maltrato infantil es el llamado Sindrome de Münchausen por poderes, consiste en inventar una enfermedad en el niño o producirla por la administración de sustancias y medicamentos no prescritos.
Generalmente se trata de un niño en la edad de lactante-preescolar (edad media de 3 años). Los signos y síntomas aparecen solamente en presencia de la madre (habitualmente el perpetrador del abuso), son de causa inexplicable y los exámenes complementarios no aclaran el diagnóstico. Este sindrome presenta una mortalidad entre 10-20%, y su impacto a largo plazo puede dar lugar a desórdenes psicológicos, emocionales y conductuales.

6. Maltrato Prenatal
Definido como aquellas circunstancias de vida de la madre, siempre que exista voluntariedad o negligencia, que influyen negativa y patológicamente en el embarazo, parto y repercuten en el feto. Tales como: rechazo del embarazo, falta de control y seguimiento médico del embarazo, negligencia personal en la alimentación e higiene, medicaciones excesivas o no prescritas, consumo de alcohol, drogas y tabaco, exposición a radiaciones, y otras.

7. Maltrato Institucional
En los últimos tiempos se habla de maltrato institucional, que consiste en cualquier legislación, programa o procedimiento, ya sea por acción o por omisión, procedente de poderes públicos o privados, por profesionales al amparo de la institución, que vulnere los derechos básicos del menor, con o sin contacto directo con el niño.
Cada uno de estos tipos de maltrato infantil presentan indicadores físicos y conductuales en el menor maltratado, así como indicadores conductuales y actitudes del maltratador, lo cual ayuda en su diagnóstico.

Las causas del maltrato infantil
Los estudiosos del tema del maltrato infantil han tratado de explicar su aparición y mantenimiento utilizando diversos modelos, así tenemos: el modelo sociológico, que considera que el abandono físico es consecuencia de situaciones de carencia económica o de situaciones de aislamiento social (Wolock y Horowitz, 1984); el modelo cognitivo, que lo entiende como una situación de desprotección que se produce como consecuencia de distorsiones cognitivas, expectativas y percepciones inadecuadas de los progenitores/cuidadores en relación a los menores a su cargo (Larrance, 1983); el modelo psiquiátrico, que considera que el maltrato infantil es consecuencia de la existencia de psicopatología en los padres (Polansky, 1985); el modelo del procesamiento de la información, que plantea la existencia de un estilo peculiar de procesamiento en las familias con menores en situación de abandono físico o negligencia infantil (Crittender, 1993); y por último el modelo de afrontamiento del estrés, que hace referencia a la forma de evaluar y percibir las situaciones y/o sucesos estresantes por parte de estas familias (Hilson y Kuiper, 1994).
En la actualidad el modelo etiopatogénico que mejor explica el maltrato infantil, es el modelo integral del maltrato infantil. Este modelo considera la existencia de diferentes niveles ecológicos que están encajados unos dentro de otros interactuando en una dimensión temporal. Existen en este modelo factores compensatorios que actuarían según un modelo de afrontamiento, impidiendo que los factores estresores que se producen en las familias desencadenen una respuesta agresiva hacia sus miembros. La progresiva disminución de los factores compensatorios podría explicar la espiral de violencia intrafamiliar que se produce en el fenómeno del maltrato infantil. Entre los factores compensatorios se señalan: armonía marital, planificación familiar, satisfacción personal, escasos sucesos vitales estresantes, intervenciones terapéuticas familiares, apego materno/paterno al hijo, apoyo social, buena condición financiera, acceso a programas sanitarios adecuados, etc. Entre los factores estresores se cuentan: historia familiar de abuso, disarmonía familiar, baja autoestima, trastornos físicos y psíquicos en los padres, farmacodependencia, hijos no deseados, padre no biológico, madre no protectora, ausencia de control prenatal, desempleo, bajo nivel social y económico, promiscuidad, etc.

Consecuencias del maltrato infantil
Independientemente de las secuelas físicas que desencadena directamente la agresión producida por el abuso físico o sexual, todos los tipos de maltrato infantil dan lugar a trastornos conductuales, emocionales y sociales. La importancia, severidad y cronicidad de las estas secuelas depende de:
  • Intensidad y frecuencia del maltrato.
  • Características del niño (edad, sexo, susceptibilidad, temperamento, habilidades sociales, etc).
  • El uso o no de la violencia física.
  • Relación del niño con el agresor.
  • Apoyo intrafamiliar a la víctima infantil.
  • Acceso y competencia de los servicios de ayuda médica, psicológica y social.
En los primeros momentos del desarrollo evolutivo se observan repercusiones negativas en las capacidades relacionales de apego y en la autoestima del niño. Así como pesadillas y problemas del sueño, cambios de hábitos de comida, pérdidas del control de esfínteres, deficiencias psicomotoras, trastornos psicosomáticos.
En escolares y adolescentes encontramos: fugas del hogar, conductas autolesivas, hiperactividad o aislamiento, bajo rendimiento académico, deficiencias intelectuales, fracaso escolar, trastorno disociativo de identidad, delincuencia juvenil, consumo de drogas y alcohol, miedo generalizado, depresión, rechazo al propio cuerpo, culpa y vergüenza, agresividad, problemas de relación interpersonal.
Diversos estudios señalan que el maltrato continúa de una generación a la siguiente. De forma que un niño maltratado tiene alto riesgo de ser perpetuador de maltrato en la etapa adulta.

Prevención del maltrato infantil y actuación del pediatra.
Los pediatras, al ser los profesionales de salud que están en mayor contacto con los niños, son los llamados a realizar la prevención del maltrato infantil, además de establecer diagnósticos y junto con un equipo multidisciplinario colaborar en su tratamiento.
Los pediatras se encuentran en una posición favorable para detectar niños en situación de riesgo (sobre todo en menores de 5 años, la población más vulnerable), a partir de esta edad los maestros comienzan a tener un papel principal en la prevención y diagnóstico.
La prevención del maltrato infantil se establece en tres niveles:
Prevención Primaria: dirigida a la población general con el objetivo de evitar la presencia de factores estresores o de riesgo y potenciar los factores protectores del maltrato infantil.
Se incluyen:
  • Sensibilización y formación de profesionales de atención al menor.
  • Intervenir en la psicoprofilaxis obstétrica (preparación al parto).
    Intervenir en las escuelas para padres, promoviendo valores de estima hacia la infancia, la mujer y la paternidad.
  • Prevenir el embarazo no deseado, principalmente en mujeres jóvenes, mediante la educación sexual en centros escolares y asistenciales.
  • Búsqueda sistemática de factores de riesgo en las consultas de niño sano. Así como evaluar la calidad del vínculo afectivo padres-hijos, los cuidados del niño, actitud de los padres en la aplicación del binomio autoridad-afecto.
  • Intervenir en las consultas y exponer los derechos de los niños y la inconveniencia de los castigos físicos. Ofrecer la alternativa de la aplicación del castigo conductual.
  • Identificar los valores y fortalezas de los padres, reforzando su autoestima.
Prevención Secundaria: dirigida a la población de riesgo con el objetivo de realizar un diagnóstico temprano y un tratamiento inmediato. Atenuar los factores de riesgo presentes y potenciar los factores protectores.
Se incluyen:
  • Reconocer situaciones de maltrato infantil, estableciendo estrategias de tratamiento.
  • Reconocer situaciones de violencia doméstica o de abuso a la mujer y buscar soluciones.
  • Reconocer las conductas paternas de maltrato físico o emocional, considerando la remisión de la familia a una ayuda especializada en el manejo de la ira y la frustración.
  • Remitir a centros de salud mental a padres con adicción a alcohol y drogas.
Prevención Terciaria: consiste en la rehabilitación del maltrato infantil, tanto para los menores víctimas como para los maltratadores. Para ello se debe disponer de un equipo interdisciplinario (pediatras, psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales, orientadores familiares, terapeutas, jueces de menores, cuerpos policiales, etc.).

Autor: Dr. Eduardo R. Hernández González. Pediatra y Terapeuta de la Conducta Infantil.



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Trastornos de la conducta: una guía de intervención en la escuela.


Una de las situaciones de riesgo que puede vulnerar el desarrollo armónico e integral de niños y jóvenes viene determinada por un variado conjunto de conductas que por su topografía, características y consecuencias derivadas, son conceptualizadas bajo el término de trastornos de la conducta o trastornos de comportamiento perturbador.

Los trastornos del comportamiento perturbador suponen uno de los diagnósticos más frecuentes en las unidades de salud mental infanto-juvenil, donde equivale a algo más de la mitad de las consultas, estimándose su prevalencia en la población general, según las distintas investigaciones, entre un 2% y un 16 %.

La presencia de este trastorno puede tener como consecuencia severas implicaciones en su aprendizaje, éxito escolar y en la adecuada convivencia y relación social con los compañeros y profesores de sus centros educativos. Los autores de la guía nos presentan un modelo práctico de intervención, contextualizado a las características organizativas y funcionales de los centros educativos.

Esta aportación, que supone el valor principal de la guía, ha surgido del trabajo conjunto y colaborador de los autores, todos ellos profesionales de la orientación educativa de la Comunidad Autónoma. A través de un proceso reflexivo y crítico de investigación-acción, han ido diseñando una propuesta que los autores denominan de «buenas prácticas» en el sentido de implicar a todos los estamentos de los centros para la intervención con los alumnos que presentan trastornos de la conducta en los centros educativos. Si bien contamos con aproximaciones de carácter clínico y ambulatorio en la literatura científica dedicada a este tema, la propuesta de un modelo desde una perspectiva conductual de sistemas aplicable en los entornos educativos puede considerarse la aportación original y de mayor valor de esta publicación.

Enlace de Descarga: Trastornos de la Conducta.

Autores: Ángel García Romera y equipo de trabajo

Duelo Infantil


Conceptos de la Muerte y Respuestas al Duelo
Todos los niños son únicos en su comprensión de la muerte y en su respuesta al duelo. Esta comprensión se ve influida por su nivel de desarrollo, habilidades cognitivas, características de personalidad, creencias religiosas y culturales, estímulos de los medios y por lo que los adultos en sus vidas les enseñan sobre la muerte y el duelo.


·         Bebés hasta los 2 años:
Concepto de la Muerte: Este grupo de edad por lo general no comprende el significado de la muerte, pero los niños tienen conciencia de la pérdida y de la separación. Reaccionan más ante las reacciones emocionales de los adultos en su medio y a cualquier alteración de sus horarios.

Respuesta al Duelo: Los bebés pueden buscar a los difuntos y ponerse ansiosos como resultado de la separación. Las reacciones comunes incluyen: protestas, un cambio en los hábitos de sueño, disminución de la actividad y pérdida de peso.
·         
        Preescolares (de 2 a 4 años):
Concepto de la Muerte: Para este grupo de edad, la muerte es vista como algo temporal y reversible. Los preescolares usualmente no visualizan la muerte como algo distinto de la vida y no ven a la muerte como algo que les suceda a ellos. Los comentarios típicos incluyen: "¿Cuándo volverá mi mami a casa?" "¿Cómo hace (la persona fallecida) para comer o respirar?"

 Respuesta al Duelo: Por lo general, la respuesta emocional de este grupo es breve pero intensa, ya que tienden a estar orientados hacia el presente. Los preescolares están más preocupados por la alteración en los patrones de cuidado o por las reacciones emocionales de los adultos en sus vidas. Otras respuestas típicas incluyen: confusión, agitación nocturna, sueños atemorizantes y comportamientos regresivos, tales como orinarse en la cama.

 Primera Infancia (de los 4 a los 7 años):
Concepto de la Muerte: Este grupo todavía considera a la muerte como algo reversible. Los niños a veces se sienten responsables de la muerte debido a pensamientos o sentimientos que tuvieron sobre la persona fallecida, a veces llamado "pensamiento mágico". "Es mi culpa. Estaba enojado con ella y deseé que se muriera."

Respuesta al Duelo: La repetición de preguntas sobre el proceso de la muerte es típica de este grupo de edad. "¿Cómo? ¿Por qué?" Pueden jugar a actuar la muerte o el funeral como un intento de atravesar su duelo. Pueden comportarse como si nada pasara. Otras respuestas típicas incluyen: ira, tristeza, confusión, dificultad para comer, para dormir o comportamientos regresivos como orinarse en la cama.

·        Años Intermedios (de los 7 a los 11 años):
Concepto de la Muerte: Este grupo de edad puede querer ver a la muerte como algo reversible, pero comienzan a verlo como algo final. Todavía no piensan en la muerte como algo que puede ocurrirles a ellos o a los miembros de su familia, sino a la gente anciana o muy enferma. Pueden creer que pueden escapar a la muerte a través de sus propios esfuerzos. También pueden ver a la muerte como un castigo (particularmente antes de los nueve años). Los niños de este grupo de edad pueden desarrollar miedos a daños y mutilaciones corporales y pueden tener miedo que otros seres queridos fallezcan.

Respuesta al Duelo: Este grupo de edad por lo general quiere conocer detalles muy específicos sobre la muerte. Pueden llegar a preocuparse por cómo otros están respondiendo a la muerte. Pueden poner en acción su ira y su tristeza y tener problemas para progresar en la escuela. También pueden desarrollar una actitud bromista sobre la muerte o pueden retraerse y ocultar sus sentimientos. Los niños de esta edad a veces se preocupan mucho por su propia salud. Otras respuestas típicas incluyen: conmoción, negación, tristeza y regresión.

Miedo tristeza ira. Reacciones Comunes ante el Duelo
El rango de reacciones emocionales, físicas y de comportamiento que los niños pueden exhibir en respuesta a la muerte de una persona significativa puede incluir:
§ Síntomas Físicos: Jaquecas, dolores de estómago, fatiga, cambios en los hábitos alimenticios, falta de concentración.
§ Conmoción Emocional: Creer que la muerte no ocurrió, por lo general, ya que darse cuenta es abrumador ; pueden no demostrar ningún sentimiento.
§ Curiosidad: Pueden querer conocer los hechos acerca de la muerte (por qué, cuándo, cómo, dónde, etc.)
§ Tristeza: Puede ser expresada verbalmente, a través de lágrimas o a través del retraimiento . El niño o niña puede sentirse solitario/a.
§ Ira: Puede sentir que él o ella ha sido "abandonado/a". La ira puede estar dirigida hacia la persona que falleció, hacia otros, hacia Dios, hacia el doctor.
§ Actuar Comportamientos: El comportamiento externo puede reflejar sentimientos internos de ira hacia la muerte, frustración por no saber qué hacer con los abrumadores sentimientos e impotencia al saber que la situación no puede ser modificada.
§ Comportamientos Regresivos: Ejemplos incluyen: necesitar ser sujetados en brazos o mecidos, dificultad para separarse de personas importantes, necesidad de dormir en la cama de los padres, dificultad para realizar tareas apropiadas a su etapa de maduración, orinarse en la cama y chuparse el pulgar.
§ Alivio: Puede ocurrir si el ser querido había estado sufriendo o si el niño o niña tenía una relación difícil con la persona fallecida.
§ Temor: Puede tener miedo de enfermarse o de morir, de la oscuridad o de la separación y abandono de parte de un ser querido.
§ Culpa: Si el niño o niña se siente responsable por la muerte porque dijo o hizo algo "malo" antes que la persona falleciera, si el niño o niña siente alivio por la muerte o si el niño o niña "deseó" que la persona falleciera.
§ Aceptación: Comprender que la muerte es definitiva.  

Alentar tranquilizar tocar. Reacciones Complicadas ante el Duelo
Es importante recordar que todas las respuestas emocionales, físicas y de comportamiento arriba enumeradas son expresiones normales de duelo en los niños. Un niño puede experimentar algunas o todas estas reacciones o puede no mostrar reacción alguna.
Se sabe perfectamente que el tiempo es un factor importante en el proceso de duelo. Si cualesquiera de estos comportamientos se prolonga, se agrava y/o afecta en gran medida la capacidad del niño de realizar funciones normales (por ejemplo, la escuela, el aseo personal, la interacción con sus compañeros), puede resultar útil la asistencia profesional de maestros, pediatras, clérigos o profesionales de la salud mental.

Las siguientes reacciones al duelo pueden requieren asistencia inmediata de un profesional calificado:
§  Pensamientos suicidas.
§  Abuso de drogas o alcohol.
§  Pesadillas o alteraciones del sueño prolongadas.
§  Culpa excesiva y/o inadecuada.
§  Fatiga o pérdida de energía casi todos los días.
§  Retraimiento y/o tristeza extremos.
§  Comportamientos en los que se corren riesgos peligrosos.

Guías para Ayudar a los Niños en Proceso de Duelo
Todos vivimos el duelo cuando un ser querido muere, incluyendo a los niños. El proceso de duelo ayuda a la gente a curar su dolor. El dolor es una reacción natural ante la pérdida de alguien cercano. Si bien es natural querer proteger a nuestros hijos del dolor de la pérdida, esto es imposible. Los niños necesitan nuestra ayuda para encontrar la aceptación de su pérdida.
Las siguientes son guías que puede usar para ayudar a los niños con su duelo:
§  Lo más importante que hay que recordar para ayudar a los niños a enfrentarse a la muerte de un ser querido es permitirles expresar su duelo a su propio modo y en su propio tiempo. Los niños necesitan sentir que está bien hablar de la muerte. Los adultos deben hacerles saber a los niños que están disponibles para escucharlos y ayudarlos, y que está bien llorar cuando uno está triste.
§  Es importante no ser categórico y no sugerirle al niño o a la niña como debe o no debe sentirse. La risa y el comportamiento juguetón no significan que el niño no esté viviendo el duelo. También es normal que un niño se sienta enojado, herido o abandonado por el ser querido que falleció.
§  También está bien si el niño no desea hablar. A veces los niños están molestos, pero no pueden especificar por qué. Es importante darles tiempo y aliento para que compartan sus sentimientos. El contacto físico (abrazos) ayuda al niño o niña en proceso de duelo a sentirse seguro expresando emociones y también le garantiza que es amado/a y que cuidarán de él o ella.
§  También es importante permitirle al niño que se preocupe por usted. Esto puede ser tranquilizador para un niño.
Duelo, fuerza, apoyo
§  Es importante que los adultos expresen sus propios sentimientos sobre la muerte porque dar el ejemplo de la expresión del duelo les da permiso a los niños para expresar también sus sentimientos. Sin embargo, no se puede esperar que los niños vivan el duelo del mismo modo que los adultos.
§  Es importante decirle al niño la verdad sobre las circunstancias de la muerte de un ser querido. La explicación debe ser simple, evitando eufemismos tales como, "pasó a mejor vida", "expiró", "se fue", "se fue a dormir". Los niños pueden creer que la persona volverá o despertará o pueden tener miedo de irse a dormir.
 Explique qué significa "muerto", es decir, que el cuerpo ha dejado de funcionar. Podría ser útil; particularmente con los niños más pequeños, decir, "Cuando la gente muere ya no respira, no come, no habla, no piensa y no siente".
Puede ser de gran ayuda explicarle a un niño que siempre conservará en su interior los recuerdos y sentimientos compartidos con el ser querido.
§  Cuando el ser querido por un niño fallece a causa de una enfermedad grave, es importante distinguir claramente con el niño la diferencia entre una enfermedad menor o un resfriado y una enfermedad grave. Esto ayudará a evitar que el niño o la niña se imaginen que él, ella u otro ser querido podrían morir la próxima vez que enfermen.
§  Es importante responder a todas las preguntas del niño siendo lo más específico y honesto posible. Es muy importante comprobar si un niño ha comprendido lo que se le dijo. A veces la mejor manera de responder a la pregunta, "¿Cuándo te vas a morir?" es formular una pregunta aclaratoria como por ejemplo, "¿Te preocupa que no estaré aquí para cuidarte?"
 Está bien decir que no sabe la respuesta si el niño hace una pregunta difícil.*
§  Si el niño o la niña sienten que pudieron haber "causado" la muerte, es importante explicarles acerca de la causa de la muerte y hacerles entender que cualquier pensamiento que él o ella pudiesen haber tenido sobre la persona no provocaron la muerte.
§  La religión es una importante fuente de fuerza para la gente durante el proceso de duelo. Es importante recordar que los niños toman las cosas de manera literal, por lo que explicaciones tales como, "Es la voluntad de Dios" o "Bonnie está feliz en el cielo" podrían provocar temor o confusión, en lugar de consuelo, particularmente si la religión no ha jugado un papel importante en la vida del niño.
 Es importante preguntar cómo el niño percibe lo que se le explica sobre la muerte. 
§  Es importante hablar sobre la persona que ha fallecido. Usted también puede alentar al niño o niña a compartir sus recuerdos. Ver álbumes de fotos e ir a lugares especiales que recuerden al ser querido al niño o niña (incluyendo la morada final) puede ser importante.
§  Los padres pueden verse tentados a "enviar lejos a los niños" cuando hay una pérdida, ya fuere para protegerlos de los sentimientos de dolor o porque les resultare difícil cuidar de ellos mientras estén viviendo su propio duelo. Durante el período de duelo, los niños a menudo se sienten más reconfortados por los entornos y las rutinas familiares y la separación puede incrementar sus miedos sobre el abandono.
El trabajo de duelo toma más tiempo para algunos niños que para otros. Es importante no presionar a los niños a retomar sus actividades normales.
§   Los padres en proceso de duelo necesitan cuidar de sí mismos. Los adultos que han perdido a un ser querido serán mucho más capaces de ayudar a los niños a atravesar su duelo si obtienen ayuda para sí mismos. Acepte los ofrecimientos de ayuda y apoyo que haga la gente. Los parientes y amigos pueden realizar trámites, cuidar de los niños, etc.

Emociones cariño recuerdo. Rituales y Ceremonias
Los rituales son una parte importante de la vida humana, independientemente de la edad y la experiencia de vida de cada uno. Cuando ocurre una muerte, los adultos se enfrentan a decisiones difíciles sobre si incluir o no a los hijos en los rituales fúnebres, tales como funerales, servicios conmemorativos y visitas al cementerio.
Las siguientes sugerencias pueden ayudarlo a tomar estas decisiones:
§  Nunca obligue al niño a ver o a tocar el cuerpo, el niño necesita que se le brinde esa elección y que dicha elección sea luego respetada. Si el niño o la niña van a ver el cuerpo, es útil recordarles que la muerte es definitiva y describir qué aspecto podría tener el cuerpo. Para algunos niños, tocar el cuerpo puede ser una forma de satisfacer su curiosidad, decir adiós o expresar su amor.
§  Los niños tampoco deben ser obligados a asistir a un ritual, como por ejemplo un funeral o servicio conmemorativo. Sin embargo, es importante comprender las razones del niño para no desear asistir, por lo que se debe platicar acerca de cualesquiera temores o preguntas.
Siempre prepare a los niños para lo que ocurrirá en cualquier ritual fúnebre. Describir los eventos en detalle (lo que verán, cómo podría reaccionar otra gente, etc.) puede ayudar a disminuir las ansiedades de los niños sobre el acontecimiento.
Hágales saber que está bien llorar y que también está bien no tener deseos de llorar. En el ritual, permita que el niño o la niña digan adiós a su manera. El niño quizás desee llevar un obsequio especial para poner en el ataúd o decirle adiós al difunto.
La atención y cariño adicionales de parte de los adultos pueden ser necesarios para que los niños no se sientan olvidados o abandonados. Considere hacer arreglos con un adulto confiable para que un niño o niña pueda dejar el funeral o servicio conmemorativo antes de tiempo si así lo desea.
§  Recuerde a los niños que el ser querido fallecido ya no siente nada, entonces ser enterrado o cremado no será doloroso. Si el niño desea ver el cuerpo antes de una cremación, la mayoría de las funerarias pueden arreglarlo. Cuando le describa la cremación a un niño, puede ser de gran ayuda decir: "La cremación es cuando se usa calor para transformar el cuerpo en cenizas".
§  Las visitas al cementerio pueden ser de gran ayuda. Las visitas pueden ser una forma de decir adiós o de satisfacer la curiosidad natural. Explique lo que el niño o niña verá durante la visita al cementerio y permítale que haga preguntas. Colocar flores sobre la tumba o llevar un regalo o recuerdo especial puede ser útil.
§  A algunos niños les resulta de gran ayuda escribir una carta al difunto. Otros niños, particularmente los más pequeños, son capaces de expresar emociones haciendo dibujos de la persona fallecida o dibujos sobre sus recuerdos de la persona fallecida. Otra sugerencia es hacer que el niño o niña plante un árbol o flores en recuerdo de su ser querido.
 El cumpleaños y el aniversario de la muerte del ser querido del niño pueden reconocerse llevando a cabo un ritual o teniendo un momento de recuerdo.

Aprender ayudar cuidar . Recursos para el Duelo de los Niños
Libros Útiles sobre los Niños y el Duelo (en inglés):
1. Buscaglia, Leo, (1982) Freddie la Hoja [ Freddie the Leaf .] Holt, Rinehart and Winston.
2. Fassler, Joan, (1971) Mi Abuelo Murió Hoy [ My Grandpa Died Today .] New York: Behavioral Publications Co.
3. Grollman, Earl, (1967) Explicando la Muerte a los Niños [ Explaining Death to Children .]
Boston: Beacon.
4. Krementz, J., (1988) Qué se Siente Cuando Muere Uno de los Padres [ How it Feels When a Parent Dies.]
New York: Knopf.
5. Wolfelt, Alan, (2001) Curando su Corazón Doliente para los Niños [ Healing Your Grieving Heart for Kids.] Ft. Collins, CO: Companion.
6. Wolfelt, Alan, (1983) Ayudando a los Niños a hacer frente al Duelo [ Helping Children Cope with Grief.] Bristol, PA: Desarrollo acelerado.
7. Worden, J.W., (1996) Los Niños y el Duelo: Cuando Uno de los Padres Muere [ Children and Grief: When a Parent Dies.] New York: Guilford Press.

Otros Recursos para Niños en Proceso de Duelo:
§  Consejeros escolares
§  Iglesias
§  Organizaciones de hospicios
§  Consejeros infantiles y familiares
§  Familiares y amigos
§  Pediatras
§  Bibliotecas y librerías

Autora: Mónica Ceballos Recio